Durante el primer mes de 2024 se registraron 85 conflictos en Bolivia.
La difícil situación económica del país sumada a la “cuesta de enero” determinó que los conflictos vinculados a esa problemática sean los más numerosos. Si bien hubo movilizaciones por las demandas clásicas de inicios de año: la de colegios privados ante la prohibición de incrementar las pensiones escolares, la de comerciantes de un mercado de Santa Cruz por la presencia de otros vendedores, entre otras de esa naturaleza, la mayoría de los conflictos se originó en la afectación económica provocada por los bloqueos carreteros efectuados por seguidores de Evo Morales ante la prórroga del mandato de magistrados. El transporte pesado nacional e internacional, la CSUTCB afín al Gobierno, productores de leche, gremiales y otros actores salieron a las calles protestando porque durante más de dos semanas se impidió la libre circulación de personas y mercadería; de acuerdo al Ministerio de Economía y Finanzas el daño económico sobrepasaría los $us 1.000 millones.
La deficiente gestión pública fue también una importante fuente de movilizaciones sociales. Destacaron las demandas en el área de la salud: conclusión de la construcción del Hospital del Niño en Cochabamba, que se encuentra paralizada desde hace más de una década, mantenimiento de la infraestructura de la Maternidad Percy Borland en Santa Cruz y otras. El cambio climático que ocasiona sequía e inundaciones en distintas regiones del país y la insuficiencia de acciones estatales para enfrentarlas dieron lugar a una serie de movilizaciones: en Potosí reclamaron soluciones ante la crisis hídrica que atraviesa el departamento debido a la prolongación de la sequía, en Cochabamba y en Yungas la población se movilizó demandando apoyo para enfrentar los daños provocadas por las copiosas lluvias.
Como expresión de la división interna y del desgaste del MAS, los conflictos ideológico políticos están adquiriendo creciente notoriedad. Las protestas convocadas por Evo Morales en rechazo a la prórroga del mandato de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, Tribunal Agroambiental y del Consejo de la Magistratura –lo cual no favorece sus aspiraciones presidenciales– movilizaron al Pacto de Unidad y a la Csutcb afines al expresidente, así como a los cocaleros del trópico cochabambino. También hubo movilizaciones del Pacto de Unidad y de la Csutcb que respaldan a Luis Arce y de otros actores en rechazo a los bloqueos. En Oruro se produjo un enfrentamiento entre ambos bandos por la elección de la directiva de la Brigada Parlamentaria.
Los principales actores de los conflictos de enero fueron, además de los pobladores urbanos y rurales que son los protagónicos, campesinos convocados por los sectores del MAS en disputa, organizaciones ciudadanas que participaron en las mismas protestas y en otras por los abusos policiales contra trabajadoras sexuales, y el sector salud por los temas antes referidos.
Los conflictos se concentraron en los departamentos del eje, aunque los bloqueos carreteros en Cochabamba, Oruro, Potosí, La Paz, Santa Cruz y Tarija y las protestas en la ciudad de Sucre volcaron la atención pública hacia ese caso; es probable que la centralidad de dicho conflicto haya incidido en la disminución de las movilizaciones por otros temas.
Indudablemente el conflicto más importante fue el llevado a cabo por los seguidores de Morales. Si bien la prórroga del mandato de magistrados es ampliamente percibida como un acto ilegítimo, también se advierte que el conflicto es resultado del interés político de un sector del MAS y no de una preocupación genuina por la idoneidad del órgano de justicia. Estando relativamente próximas las elecciones nacionales es previsible que este tipo de conflictos se multiplique.
La dureza de este enfrentamiento entre sectores del MAS se vio reflejada en la cantidad de intervenciones de las fuerzas del orden que, por primera vez en meses, superó a los enfrentamientos entre sectores de la sociedad civil. A pesar de la larga duración de los bloqueos y de los daños económicos causados, las víctimas fueron menos numerosas que en otros casos, aunque hubo que lamentar tres fallecimientos debidos a problemas de salud que no pudieron atenderse por los bloqueos.